TURISMO Y GASTRONOMÍA LAMBAYECANA

Ojos que ven lambayeque,...gente que ama su tierra

Todavía recuerdo el día en que con mis padres y mi hermana decidimos salir a almorzar fuera de casa (casi todos los fines de semana lo hacíamos), fue domingo 15 de febrero del 2009. Todos teníamos unas ganas tremendas de comer ese exquisito y picante ceviche que cada fin de semana disfrutábamos en nuestro huarique favorito.
Pero algo tuvo que pasar justo ese día,… día en el que todos parecíamos hambrientos, pues eran las 2 de la tarde y por culpa de mi hermana no llegamos a tiempo para encontrar algún lugar “decente” en el cual almorzar, pero como era lógico todos estaban llenos puesto que el día anterior había sido el día de la amistad, enamorados, amantes y no sé qué tanta cosa y como todos ya sabemos el día siguiente es significado de negocio total en los bares, restaurantes y picanterías.

Créanme que recorrimos casi todos los lugares habidos y por haber que conocíamos.
Nuestros estómagos pedían a gritos algo para que por lo menos dejaran de sonar.
Resignados, emprendimos nuestro trayecto de regreso, sólo que a diferencia de ese día a mi padre se le ocurrió entrar por el MERCADO MODELO (uno de los principales mercados del norte). Cuando desde lo lejos se acercaba un olor especial, y hasta parecía que mis tripas gritaban: ¡COMIDA, COMIDA!
Yo jamás me hubiera atrevido a comer o comprar de los platos que venden en plena calle, es más me parecía vergonzoso, pero tanta fue mi hambre que al percibir e identificar ese olor no dudé en decir: ¡Papá… estaciona el carro, ya vi comida!, cuando mi padre alzó la mirada hacia donde yo observaba, respondió: ya pues, anda compra.

-Yo ¿?, o sea tenía hambre pero igual me daba “roche” que me vean comprar comida en la calle, así que mi madre bajó del carro pidió 4 platos para llevar y punto, ella no se hizo problemas, al final es comida dijo y si les hace daño entonces sólo miren mientras yo como.
Ahh no!, eso jamás, tenía roche, pero no me pasaba el hambre, así que ya en casa abrí el plato, y a que no saben, era mi plato favorito… ARROZ CON PATO…, sí buenísimo, no sé si fue el hambre o la sazón, pero en ese momento sentí que era el alimento más maravilloso de la tierra.
En ese instante, recién entendía por qué la señora tiene tanta clientela, pues no sólo va a comer gente común y corriente, sino que también gente adinerada. La limpieza y el cuidado con el que atiende la señito son buenos.
Así que ahora ya no lo veo tan antifashion, (obvio que es porque me fijo en la preparación y la higiene) que es lo primordial.

Bien me lo decía mi madre: ¡muchachita, no sabes de lo que te pierdes!... y lamentablemente pasaron 4 años para darme cuenta de lo exquisito que era saborear ese no se qué de uno de los platos más representativos de nuestro norte querido, EL SECO DE CABRITO.

Unos dicen que gracias al loche se obtiene el buen sabor, otros afirman que es gracias a la chicha de jora, pero lo que sí sé, es que la mezcla del ají, la chicha, los ajos, el comino, el loche y todos los ingredientes que sazonan a este plato cumplen su función, muy a parte del cariño y gusto que le pone la cocinera; ya que, depende de ello también que uno no deje nada en el plato y hasta pida la segunda ronda.

Así que con gusto los invito a Lambayeque a probar este suculento plato, que año tras año sigue conservando esa tradicional preparación.


Si gustas aprender a prepararlo, aquí te dejo los ingredientes y la preparación

Ingredientes para 6 personas:
1 1/2 Kg. cabrito
1/2 cucharada pimienta molida
1/2 cucharada comino molido
2 ajíes amarillo
2 ajíes panca
30 gr. Ajos pelados
1 naranja de jugo
2 vasos de chicha de jora
2 tazas de caldo
1/2 taza de aceite vegetal
1 Atado Culantro
1/4 Kg. de arvejas
1 k de yucas
Un trozo de zapallito "Loche"

Preparación
Separar la pierna, brazuelo y costillar del cabrito y sazonarlo con sal, pimienta, cominos, ajos picados, una parte del ají mirasol licuado, el ají panca remojado y molido, agregando el jugo de naranja. Después de marinar la carne durante dos horas, dorarla en el aceite caliente, agregar el resto de ají amarillo molido así como el culantro finamente picado. Agregar la chicha y el zapallo "loche".Cocer a fuego lento agregando el caldo necesario y las arvejas. Servir la carne deshuesada, con las yucas sancochadas.

¡BUEN PROVECHO!

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